Meláncolica estás, putidonzella,
solapo de la paz, buen gusto y rato,
raida como empeña de zapato,
cuando de muy traido se desuella.
Quien te viese abierta como armella
pasada con la broca de un mulato,
y de tu carne haciendo franco plato,
mas lleve el diablo quien comiese della.
Válgate Barrabás, ¿de qué te enfadas,
impertinente virgen del putaco,
atalaya que acechas carretillas?
Pues que tu ama tiende sus frazadas,
tiendelas tu tambien, marisobaco,
que no son para menos tus faldillas.
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