Mirando cómo enamora

SERMON DE AMORES

Mirando cómo enamora,
lindas damas,
Cupido con vuestras llamas,
he pensado
de poner algo en cuydado
mi reposo,
porque no esté en nada ocioso
mi sentido.
He tomado por partido
de deziros
lo que, si queréys oyros,
bien veréys:
en qué manera offendéys
a tai Señor,
y cómo estáys en error
y en pecado,
que no os será perdonado
si no emendáys
vuestras vidas, y miráys
en qué pecastes,
offendistes y le errastes
tan sin tiento,
con obra y con pensamiento,
como muestra
la ingratitud, que es vuestra,
a nos agena.
¿Quién os librará de pena?.
¡Ay, señoras!
que soys todas matadoras
y trauiessas;
vuestras obras son auiessas
y al reués;
pensamos que bien queréys
y desamáys,
que no vale que digáys
amo con boca:
no le aprouecha ni toca
al amante;
sea ya de aquí adelante
con el alma,
de otro modo no está en calma
la passión
de quien os tiene afición
y os quiere;
y si a vuestra causa muere,
¿quién le mata?.
La dama que le maltrata,
dizen luego.
Pues para librar el fuego
que ansí os quema,
predicaros he el protema
dende agora,
assí que qualquier señora
esté atenta,
atenta para que sienta
lo que digo;
que el desamor enemigo
no os engañe
ni vuestras conciencias dañe,
de tal modo
que seáys de todo en todo
desabridas,
robadoras dé las vidas,
no amorosas,
que es contrario de hermosas
y constantes.
No hagáys que los amantes
os maldigan,
sino que os amen y sigan
y que os quieran
y que a vuestra causa mueran
de buen grado,
porque, si es galardonado,
lo merezca.
Y porque nos fauorezca
con su yerua
la mellíflua Minerua
en este caso,
allá en el monte Parnaso
donde mora,
me sea tal guiadora,
que la mengua
que tengo de sabia lengua
sin audacia
me dé su abundante gracia
en dezir,
y a vosotros en oyr,
que podamos,
todos juntos como estamos,
alcançar
aquella gloria sin par
que desseamos.
Y porque mejor podamos
agradalla,
digamos para obligalla,
mente pía,
sin passión, con alegría,
en el suelo
las rodillas, y enel cielo
el pensamiento,
cada quai esté atento
y a mí siga,
y como dixere, diga:
Oración por el Aue María
Norte de sabiduría,
estrella en quien resplandece
la lumbre clara del día,
seas me, señora, guía
y a mis preces fauorece,
que ami lengua torpe y ruda
y ami mente muy desnuda
de saber,
tornes de grossera aguda,
tal que pueda con tu ayuda
parescer
tu grandeza y tu poder.
Dize el thema:
Crescite et multiplícate
et replete ter ram.
Comiercça la obra
Noble y deuoto auditorio
del Amor,
las palabras del tenor
de mi sermón
escuchad con atención.
Tan benditas
están claramente escritas,
si sentís,
in libro que Genesis
es nombrado,
sacadas de aquel dechado
sempiterno
del vnico Verbo Eterno
Hemanuel,
aquel gran Dios de Ysrael
ya encarnado,
qu’es diuino y a tomado
carne de hombre,
y es Jesú su claro nombre,
que es saluación;
dichas en la criación,
según fundo,
d’este misérrimo mundo
quando quiso
enel terreneo parayso
acompañar
a Adam, y d’él sacar
de su costilla,
no sin mucha marauilla,
la mugcr
por compañía y crecer
de su mano
todo el género humano.
Y sacadas
del latín, y trasladadas
muy sin mengua
en nuestra materna lengua,
quieren dezir,
si me quisiéredes oyr
con voluntad:
Creced y multiplicad,
henchí la tierra.
Quien no me crcy[e]re, yerra
de tal suerte,
que bien creo que en su muerte
condenado
será, y avn alançado
enel ynfierno,
y todo el bien sempiterno
perderá
y jamás no gozará
déla gloria.
Pues tened en la memoria
lo que hablo,
y guardad os del diablo.
E tornando
alo que estoy predicando
este sermón,
para la declaración
de mi thema,
avnque claro es el protema,
diuidido
será, por ser entendido,
en dos partes,
sin conclusiones ni artes.
La primera
será el modo y la manera
que el amante,
para que sea constante
en seguir
ha de tener, y en scruir
con su amiga
es mucha razón que diga.
La segunda,
según mi sentido funda,
ha de ser
el modo que han de tener
las seruidas,
las seruidas y queridas
en amar,
amar y galardonar
al que ama,
para que quede su fama
libre, buena
y de toda culpa agena,
muy essenta,
quedando libre y contenta
la señora
de ser la remediadora
sin engaños,
euitando dos mill daños
que acaescen
alos tristes que padescen
con passiones.
Pues abrid los coraçones,
por caridad,
y mis palabras notad,
amadores,
porque de vuestras primores
lo que siento
y acallar no lo consiento,
y ansí quiero
dezir el ynorme yerro
cometido
por vosotros, mal medido,
¡enoramala!,
que, presumiendo de gala,
publicáys
el nombre de quien amáys
donde quiera.
¡O, qué difforme manera
de querer
es en la gorra traer
qualquier hombre
la primer letra del nombre
de la dama!.
¡Qué guardadores de fama
recelosos
de los que son maliciosos!
Mas pensáys
que como en esto cegáys,
que son ciegos
abades, frayles y legos,
y por fe creen
y juran que no los veen
ni los sienten.
Aosadas, que si no mienten
los que están
aquí, que claro dirán
enlo que sigo
que es assí como lo digo;
tal seruir
es público descobrir
lo secreto
que auéys de tener subjeto
en vuestro pecho;
tal amor es contrahecho
aparencioso,
no constante, ni zeloso
ni callado,
antes torpe y publicado
a todo el mundo.
Que el amador, según fundo,
principal,
para que sea leal
ha de tener,
enlo que puedo entender,
cinco cosas
para que sean sabrosas
sus maneras,
no del amor estrangeras
mas cerradas,
en cinco S S S S S, contadas
las hallarán
los que oÍr las querrán
dende aquí;
las quales dizen ansí,
sin agrauio:
solícito, solo y sabio
y secreto,
spléndido, muy perfecto
al amador
le hazen para el amor
alançar,
alcançar digo y gozar
por entero
del amor muy verdadero
que dessea.
No aura nadie que no crea
todo esto,
mas quien se hallará dispuesto
eneste trato,
que ate el caxcauel a[l] gato.
¿No lo oïs?.
Padre, enesso que dezís
no caemos
ni tanpoco os entendemos,
me diréys.
Pues escuchad y oyréys,
por vuestra fe,
lo que dixe cómo fue
ala rasa.
Vos sabréys que en una casa
a montones
abundaron los ratones,
mas vn gato
yua allá de rato en rato
a los matar;
y ellos, por se mamparar
y guarescer,
acordaron de tener
su consejo
y hallaron este aparejo
estando enél:
que atassen vn caxcauel
al mal gato
porque sintiessen el trato
que tray a,
y conesto se pornia
en recado
cada qual, bien apartado
delà muerte.
Mas no ouo allí tan fuerte
que osasse,
no solamente que atasse
el caxcauel,
mas que le guardasse a él
vn poquito,
desde el mayor al chiquito;
y ansí quedó,
que hasta oy no se ató.
Y ansí es
todas las galas que aués,
caualleros,
que hazéys muy verdaderos
mis consejos,
pero en sus aparejos
son tan ralos
los buenos, que no los malos,
que me espanto
de cómo se alcança tanto.
Diréys: ¿por qué?.
Yo os lo diré, por mi fe,
Lo primero
qu’el galán o cauallero
ha de tener
para ganar el querer
de su dama
es que, guardando su fama,
la visite,
digo que la solicite
honestamente,
no público, que la gente,
avnque lo vea,
selo piense ni lo crea
ni lo sepa,
porqu’es tacha que se increpa
al namorado.
Pero agora, ¡mal pecado!
no se vsa,
y days luego por escusa
muy prescito:
«Padre, no seré solicito»,
me dezí.
Bien os digo yo que sí,
por mi salud;
pero la solicitud
desonesta
os causa mala respuesta.
Y es vn hierro
de perpetuo destierro
el passar
mil vezes por el lugar
donde mora
la que tenéys por señora,
y allí luego
está conoscido el fuego
de do salle
y de qué casa o qué calle.
Pues notad
cómo es grande liuiandad
solicitar
demasiado, y es errar
y es de loco,
mas de tarde en tarde y poco
es muy bueno,
que en otro modo es ageno
y de reproche;
no de día mas de noche,
no cantando,
y avn esto de quando en quando
por quitar
el hablar y el murmurar
délas vezinas,
quanto más si son malignas,
como vna
que conozco yo importuna,
de vna lengua
que no habla sino en mengua
de la gente.
Pues quitad inconueniente
manifiesto,
y solicitad honesto.
Lo segundo
que ha de tener, según fundo
y he notado
en las S S S S S que he contado,
ha de ser
enlas leyes del querer
el que ama,
guardar contino la fama
de su amiga,
que no se hable ni diga
cosa d’ella;
que si conesta querella
el tal pelea,
verdaderamente crea
que vencerá,
vencerá y alcancará
la victoria
y aquella sabrosa gloria
desseada;
todo esto si es celada
la passión,
muy secreta, en conclusión,
yendo solo,
no digan: «Helo», ¿Adólo?»
«Veysle, va
aquel que passado ha
por aquí».
Otros dizen: «Veys le allí
assentado
que agora se [a] apossentado
a su puerta»:
la celada es descubierta
d’este modo.
Bien os parece esto todo
ser verdad.
Pues mirad qué cantidad
de pecados
es el yr acompañados
quando vays
por las calles do passáys
o do tenéys
a quien más que a vos queréys
por entero.
Y de aquí sale el tercero
mandamiento
délas S S S S S de mi cuento,
qu’es secreto.
¿Quién es ora tan pe[r]feto
que no diga:
«Hulana es ya mi amiga
y ella me ama,
yo la he tenido enla cama
sin reproche,
y sabed que aquesta noche
concertada
le tengo yo vn alborada»?.
¿Para qué?
Ser cristianos y sin fe
es pecado.
Diréys: «Sí, padre, doblado».
Pues tener
el nombre de bien querer
y publicar
lo que deuéys ocultar
déla tierra,
en qué tanto grado yerra
ien lo digo y mal aplaze
esto todo:
mi fe, póngase del lodo
el qu’es necio.
Si es tratado con desprecio,
él se lo causa,
pues que nunca haze pausa
en dezir,
publicar y descubrir
su dolor.
Piensan que quiere el Amor
pregoneros:
no han entendido los fueros
de su corte.
En verdad, por claro norte
publicados
deuen ser y ser llamados
mis consejos,
pues que son claros espejos
verdaderos
para grandes, caualleros
y a señores,
y a galanes y a menores
y officiales,
y alos de menos caudales,
según fundo,
y a todo el vniverso mundo.
Y de aquí parto
para deziros el quarto
mandamiento,
del qual os diré su cuento
sin agrauio:
que sea el amante sabio
en su lengua,
y el hablar suyo sin mengua
de ninguno,
sin ser jamás importuno
ni enojoso,
mas agraciado y donoso
lo possible;
a todo el mundo apazible
con audacia,
en sus hablas mucha gracia,
con asseo,
con gentil ayre y meneo,
no vfano
mas muy cortés, muy vmano
con quien quiera;
porque conesta manera,
y haziendo
lo que yo fhejestado diziendo
hasta aquí,
sea cierto será ansí
como digo,
que alcancará tal abrigo
de su dama
que de su ardiente llama
será sano,
quanto más abriendo mano
en algo dar,
esto porque haze alcançar
complimiento.
Pero tornemos al cuento
de ser sabio:
no ay sabieza sin agrauio
eneste mundo;
no ay ninguno, por jocundo
que se llame,
que no publique y diffame
a su amiga
como si fuesse enemiga.
Y alas vezes
toman ya por yntereses
los señores,
con gran falta de primores
motejar,
mas los motes son burlar
y escarnecer,
y parece al parecer
de quien los mira
que ellos aman sin mentira
y sin agrauio,
y tienen puesto en su sabio
mil malicias;
y alas vezes, con codicias
de hablar,
procuran dissimular
lo que quieren;
mil vezes penan y mueren
y dirán
que ya cosa no se dan
por todo ello,
y querrían más tenello
que desseallo.
Este tan contino rallo
es mal saber,
y peor el exercer
de tal officio.
¡Mi fe!, puestos en judicio,
muy culpados
saldrían los namorados
que ay agora,
pues que nunca se mejora
la condición;
quien presume de affición
en sus senos,
enesse se halla menos.
¡O señores!
vos mesmos soys causadores
délos daños;
vosotros armáys engaños
sin desculpas,
y cargáys luego las culpas
con querellas
no a vosotros mas a ellas
sin porqué,
y esto es la poca fe
que tenéys.
Ansí n’os marauilléys
si engañados
salís d’ellas, y burlados;
que, mirando,
vosotros vays causando
del engaño.
Y de vuestro mesmo daño
seruí y calla,
no oy aquí mañana allá,
qu’es destreza,
pues sabéys que la firmeza
es gran virtud,
y al contrario yngratitud
es gran falta.
Lo que la firmeza esmalta
hablar desdora,
porque la lengua empeora
o aprouecha.
Siendo cuerda o contrahecha
vuestra habla,
según el juego s’entabla
es de jugar.
Tanpoco no se ha de dar
mal por peor,
porque en los casos d’amor
la paciencia
causa poca resistencia
al que pide;
por do nunca se despide
descontento
quien pone su pensamiento
en lugar
do conozcan qu’es amar
y qu’es passion,
y qu’es tener affición
y tormento,
y saber sofrir con tiento,
sin dezillo,
ni a ninguno descobrillo
como oy se haze,
lo que menos satisfaze
al amante.
Pues para ser bien constante,
muy sabido,
en todas cosas complido
y con cordura,
[h]ale de dotar natura
de gentil,
de gesto muy varonil,
muy hermoso,
en todas cosas gracioso,
qu’es la quinta
cosa qu’el Amor le pinta
al galán
para que salga de afán
trabajado.
Si es gentil y atauiado
es querido,
en sus ropas muy polido,
justador
de cañas, buen jugador,
buen ginete
no d’espuela de rodete,
con estima;
buen espada, linda esgrima
muy sin tacha;
jugar muy bien de vna hacha
sin mudança,
correr y tirar bien lança
no de vidro
n[i] traer ramo de cidro
en la mano,
que son casos de villano
o de official;
ni tanpoco hazer caudal
de nueuo guante,
ni pensar andar triunfante
en estirados,
y en andar por mostrallos
descubiertos,
qu’es vn vestir sin conciertos,
no de gana,
traer la gorra de grana,
roto el capa to.
Otros tienen ya por trato
en su vestir
nunca jamás se cobrir
por mostrar
la bolsa muy singular,
qu’es de seda,
y por ventura no queda
blanca en casa.
Conesta necedad rasa
van algunos
alos quales, importunos
son mis dichos;
estos tales entredichos
quiero poner
porque se puedan traer
muy honestos.
Tampoco ser muy dispuestos
no aprouecha,
que mil vezes se desecha
en el trentín
carta buena por ruyn.
Este testo
yo le declararé presto,
muy sin arte,
luego en la segunda parte
del sermón.
Pues, por caridad y afición,
sed leales,
procurad callar los males
que tenéys
porque más presto alcancéys
vuestra gloria;
y tened en la memoria
ser secretos,
que en dezillos soys subjetos
alos hombres,
y ternéys contino nombres
de mal callados
y poco esperimentados
de callar,
de honesto solicitar
tened cura,
que si es mucho, es gran locura,
ya lo veys.
En yr solos os preciéys,
no acompañados
sino en casos reseruados.
Si ya no son
dos damas d’un coraçón
apassionadas,
d’un galán ser acatadas
no puede ser:
en tal caso es de traer
compañía
porque sea el alegría
d’ellas doblada
en ser cada una amada
d’un galán,
y ansí passaran su afán
a poca pena.
Y pues qu’el Amor ordena
muy de cierto
al dormido hazer despierto,
y al qu’es rudo,
por amor tornar agudo;
y al qu’es floxo
tornarle fuerte de coxo;
y al couarde
hazer entrar en alarde,
y al escasso
más espesso que cedaço,
liberal,
tal que tenga por gran mal
la escasez;
y al tomado de beudez,
ordenado
y en su corner muy templado;
y al de poco,
hazerle grande, avnque loco;
y al qu’es nescio,
que tenga por mucho precio
la cordura.
Todo esto Amor procura,
¿sabés a quién?:
a los que aman muy bien
alas mugeres.
Y pues tan buenos aueres
d’ellas sacamos,
yo os suplico que seamos
sabios todos,
pues que con sus lindos modos
bien nos trata;
no pensáys si alguno mata,
avnque le enlaze,
ciertamente él no lo haze
sino nos
en yr contra este gran dios,
según dezía
el sabio, quando escrueuía
sin soçobras
en sus alindadas obras
tan sin costra:
meruerunt peccata nostra;
todo esto,
declarando aquesse testo,
quiere dezir:
«padescemos sin mentir
lo que hezimos;
nosotros lo merecimos,
no nos quexemos;
nosotros mesmos hazemos
nuestros males».
Pues sed firmes y leales
como digo,
n’os engañe el enemigo
de malicia;
mirad qu’en su puericia
de Tisbé
que a Píramus tuuo fe
y que amo[r]
tuuo Píramo mayor
que no ella;
y él, pensado más no vella,
se mató,
y ella después le siguió
por serle fiel.
El Amor es v[n] niuel
que nos ordena,
ansí que al [a]mante es buena
la passión
quando él es la ocasión
de padecella,
herradical la querella
que tenéys,
galanes, y posseéys
délas damas;
pues que no guardáys sus famas,
mal se hará
lo que Dios mandado ha,
según toca
en lo que os dize mi boca
con fe entera.
Y esto quanto a la primera
breue parte,
porque siempre muy sin arte
omnes amate,
crascite et multiplícate.
Segunda Parte
Crescite et multiplícate etc.
Loco libro et capitulas superius
allegato.
Prosiguiendo yo enel trato
del Amor, a quien acato
y he seruido,
claro está qu'[h]e padescido
mil dolores.
Tras esta burla d’amores
que tenemos
los tristes que padecemos
de sus manos,
somos buenos cirujanos,
bien llagados,
qu’estos son los aprouados
en curar,
por donde quiero tornar
a proseguir
lo que prometí dezir
muy sin arte
enla mi segunda parte
del sermón.
Y de aquesto es mi entención,
nobles damas,
que, pues causáys crudas llamas
con afanes
alos amantes galanes,
que, seruidas,
siendo d’ellos requeridas,
no deuéys
matallos, pues que podéys
remediallos;
o a lo menos consolallos
sin mudança,
darles alguna esperança
del tormento
que padecen tan sin tiento
por quereros,
por amaros, por teneros
por señoras.
Mas, en fin, soys robadoras
délas vidas
de aquellos que soys seruidas.
Y tenéys
mil maneras con que hazéys
crudos daños,
dos mil tráfagos y engaños,
sin mentir,
que yo os puedo bien dezir
que los vi
escriptos, y conoscí
en essència,
prouada la esperiencia
con alguna,
y avn en verdad no con vna
mas con ciento.
Que, visto su pensamiento
es burlar
de quien las procura amar
y seruir,
seguille fasta morir
no sé porqué
se catiuan, ni lo sé
viendos tales.
Que si galardonáys males
days mil penas,
mil prisiones, mil cadenas,
mil tormentos,
afanes y desatientos,
dos mil celos,
infinitos mil recelos,
mil cuydados,
mil trabajos trabajados,
con afanes
que alos amantes galanes
days, si sentís;
alos que aman huys
y queréys
alos que ver no podéys
con mil vicios;
no galardonáys seruicios
délas vidas,
mas todas desconocidas
os regís,
que las temas que biuís
son d’antojos;
donde apossentáys los ojos
sin tormentos
allí va el consentimiento
y mucho más;
ser muy vanas sin compás
y sin verdad,
a quien no aués voluntad
no habláys,
y alos otros requestáys
que maldezís.
Sabed que lleuáys el pris
no de corcobas
mas de ser muy puras lobas
en escoger;
anguillas en retener,
si paráys mientes;
en contrastar con las gentes
erizón.
No estimáys fe ni razón
ni saber,
sesso, bondad ni entender,
ni otras cosas
de honestad aparenciosas.
Y no callo
la plática conel rallo
que tenéys,
quando [a] algún bocal prendéys
el cometer
de le dar algún auer
con rallar,
todo esto por sacar
de su poder
lo que auéys de menester
en mal viuir.
Otras por no descobrir
de imperfectas
algunas faltas secretas
que posseen,
ni aman pena ni creen
a ninguno,
que este tal, siendo importuno
ha de alcançar,
ansí que por no mostrar
sus defectos
fingen todos sus respectos
en santidades
y son terrón de maldades
y malicias,
procurando ynimicicias
matadoras
conlas amantes señoras
y discretas;
y como son yndiscretas,
con enfengir
procuran de mal dezir
de Fulana,
de Marina y de Çutana.
¿Sabéys por qué?.
Porque les falta, ¡a la fe!
quien las requiera;
y como tienen dentera
de varones,
finalmente sus razones
es maldezir.
Natural es su biuir
ser sospechosas,
mal secretas, mentirosas
ciertamente,
malignas naturalmente;
muy liuianas,
bien como veletas vanas,
qu’es sin tiento,
las menea bien el viento
sin sentido.
Poner lo ausente en oluido,
esso ha,
y aquel que piensa que está
más querido
es más cerca aborrecido
que no amado;
dizen qu’es pérfido hado
ser subjetas,
¡O qué pureza de netas!,
¡y qué dolor
que no podéys con amor
a bien traellas,
y que no valga querellas
ni amallas!.
Y si queréys emendallas,
yo os lo digo,
seréys luego su enemigo
sin dudar;
procurad las lisonjar
y alcançaréys
a vezes lo que queréys
sin querellas.
Palabras son de Torrellas
sin requestas
las que digo, y están puestas
sin agrauio
de vn varón tan noble y sabio
más que Lelio;
verás que por euangelio,
sin mentir,
se pueden muy bien dezir.
Sí, cierto, sí,
díxelas, pues prometí
de declarallas,
publicallas y enseflallas
a todo el mundo
con rostro ledo y jocundo
y amoroso.
Mas por no ser enojoso
quiero callar
otros yerros, que hablar
muy bien pudiera,
prosiguiendo la carrera
sin empacho
d’aquel toscano Corbacho
contra ellas,
que dixo más que Torrellas
dezir podría;
y el valiente Hernán Mexí[a]
no lo calló,
que por mucho que lo habló
nada no dixo.
Porque sería prolixo
mi sermón
callo lo que Salomón
escriuió;
Séneca, pues, no oluidó
en sus prouerbios
los ímpetos muy soberuios
de mugeres;
Mantuano en sus aueres
veréys que habla;
cierto, vn juego les entabla
tan natural
que lafs] haze el mesmo mal.
E infinitos
satíricos ay escritos
en verdad duchos:
Ouidio, Virgilio y muchos
otros poetas,
con palabras muy perfectas,
no cenzillas,
dizen tantas marauillas
ynumerables
de casos abominables
que ay enellas,
que, con solas sus centellas,
sin dudar,
se puede bien ordenar
vn gran libro
con que se vea el peligro
en que andamos.
Pues si Apuleyo miramos
y a Juuenal,
a Persio y a Marcial,
¿qué hallaremos?:
casos que nunca acabemos
de mentallos.
Muy mejor sería dexallos
que dezillos,
qu’es vergüença descobrillos
d’entredichos;
mas, por dar fe a mis dichos,
quiero contar
lo que me puedo acordar
según los vi,
porque cumple dende aquí
dezir verdad,
todos con autoridad
de doctores
que escriuieron los errores
d’esta gente.
Pues digamos primeramente
sin passión
la traydora trayción
cometida
por Tarpeya, muy vencida
de malicia,
teniendo mucha cobdícia
de tener
las argollas que traer
muchos solían
quando a pelear venían
en siniestros
braços, ornados y apuestos,
los caualleros;
ésta, por complir sus fueros,
les vendió
la torre, porque pensó
que le darían
lo que prometido auían
de le dar;
siendo engaño su pensar
la cargaron
d’escudos, y la mataron,
y cumplieron
ellos la fe que le dieron,
pues se muestra
darle déla man siniestra
lo que trayan,
no porque ellos no sentían
lo que pedía,
mas por no ser otro día
d’ella vendidos
como fueron los vencidos
qu’ella vendió.
¡Mirad cómo se pagó
su maldad!.
Narremos la crueldad
tanto fea
déla muy cruda Medea,
que mató
a su hermano quando huyó
con Jasón,
y después, sin compassion,
con litijos,
hizo pedaços sus hijos.
Otra crueza
el Metamorfoseos reza:
Biblis, que amó
a su hermano Cadnó
con maldad;
presopuesta la onestidad,
le escreuió,
y él, que tal escrito vio
de bien ageno,
se absentó como a bueno
do no la vio,
y ella no se contentó
de su partida
mas, aburriendo su vida
y le siguiendo,
por él penada biuiendo
en no le ver,
que el llorar pudo hazcr
súpitamente
fuesse conuertida en fuente
de su nombre.
Algunos darán renombre
a esta señora
de fidelíssima amadora,
que no lo es,
quell’amor es al reués
de los hermanos,
que an de ser amores sanos,
no como éstos,
no amores desonestos
ni de maldad,
mas de como vn hermandad.
Pues tornemos
a proseguir, y diremos
sin compadre
Mirra embuelta con su padre
con torpeza,
que cometió con maleza
muchos yerros,
que no los hazen los perros
si sentís.
Pues también Semiramís
¡qué cometió!,
que a su hijo requestó
con gran maldad.
Pues mirad la crueldad
con que murió
el obispo Anfiraó
en no tener
secreto y fe su muger
con su marido:
le vimos muerto tendido
sin porqué.
Deziros de PasiTé
no sin lloro,
que se echó con gran toro
y d’él parió
el Minotauro que vio
el fuerte Theseo.
¡O qué caso fue tan feo
y de culpar
Bello con querer casar
sus sobrinas!
¡qué vengativas malignas
eran todas,
que las noches de sus bodas
degollaron
los nouios y los hallaron
muertos todos!
¡O qué aspereza de modos!
más que yedra
fueron los que hizo Fedra
por Ypolitó,
que en piedra se conuertió,
según se halla.
Mi lengua tanpoco calla
a Rebeca,
que engañó la vista seca
del marido
que, mudado su vestido
a Iacó,
al primogénito hurtó
la bendición.
Digamos, en conclusión,
de nuestro padre,
cómo Eua, primer madre,
l’engañó
y a causa d’ella comió
lo vedado;
y d’ella en vos ha passado
la sucesión,
do se preucua mi entención
que fue mostraros
vuestros engaños tan claros.
Nobles damas,
pues tenéys tan malas famas,
sin soçobras
deuéys hazer tales obras
que mintrosos
hagáys a los maliciosos
habladores.
Tomad muy nueuos primores
en amar
para bien galardonar
de buen arte.
Pues que en mi segunda parte
lo prometí,
yo os ruego que sea ansí
como ora digo:
que tengáys por buen amigo
al que os siruiere;
pues que a vuestra causa quiere
padecer,
no le hagáys más tener
tal tormento,
alabad el pensamiento
de quien os ama;
guardando bien vuestra fama
deuéys mirar
de guardaros de pecar.
Que, si miráys,
en tres pecados pecáys
mucho más
que no enlos que digo atrás,
los quales son
pereza y restitución,
qu’es auaricia,
y también mucha codicia
de mandar,
qu’es soberuia a mi pensar.
Enestos tres
pecáys, si ver lo querés
remirar:
en pereza por no hablar
ni responder
a quien os procura ver
y seruir;
antes le haréys morir
que miralle,
quanto más querer hablalle.
Pues si escriue,
de más del mal con que biue,
avnque tomáys
la carta, toda rasgáys,
y después
los pedaços que coges
• son bien leydos,
mas nunca tenéys oyólos (H)
para oyr
ni manos para escriuir
de gran pereza,
vsando de gran crueza.
Quien esto viere
no sé porqué sirue y quiere,
mas los leales,
quantos más padescen males,
más contentos
callan y sufren tormentos,
y padescen
males que no los merecen.
Lo segundo
en que pecáys, según fundo
enestas cuentas,
es de ser muy auarientas,
cobdiciosas
de tener todas las cosas
a vuestro mando;
y esto, como andáys robando
conla beldad,
robáysnos la libertad
y el coraçón,
y jamás nunca passión
de nos auéys,
d’onde nunca nos boluéys
lo qu’es nuestro
mas tenéyslo como a vuestro,
no mirando
que, deuiendo y no pagando,
sin dudar,
nadie se puede saluar
ni auer buen fin,
que nuestro padre Agustín
tenet probation:
restituatur ablatum
si quiés saluarte.
Terciamente, con grande arte
os condenáys,
os condenáys y pecáys
muy aceruas,
siendo todas muy superbas
y presuntuosas.
Las hermosas y no hermosas
todas tenéys
mil modos con que prendéys
alos galanes,
y son vuestros ademanes
no los mirar
ni en cosa los estimar;
y a sus requestas
days tan agras las respuestas
con desuíos
que os hazéys de señoríos
todas llenas,
y tenéys por mucho buenas
sus passiones
y con superbas razones
los despedís.
¡O señoras qué beuís
mal engañadas!
Si de quien soys requestadas
mal le tratáys,
¿quándo os diredes que esperáys
que se haga
sino que se os da la paga
que merescéys?
¿qué os paresce que hazéys
en vuestro daño?
¡mi fe!, vuestro es el engaño,
ya lo veys,
y pues claro conoscéys
enlo que sigo
que es cierto como lo digo,
deuéys mirar
en guardaros de no errar,’
pues que podéys
amar sin que desaméys.
Pues mirad
si tenéys la libertad
de alguno presa,
que no sea por pereza
oluidado,
sino que sea pagado
del tormento.
Ya sabés que el auariento
es ruyn cosa,
qu’el que no gasta ni osa
despender
nunca puede bien auer.
Si me entendéys
no os digo yo que gastéys
blanca ni cruz,
sino que sigáys la luz
de bien amar,
esto con galardonar,
que bien paresce,
sin recebir ynteresse
prometido,
qu’el amor, quando es vendido
no es querer,
y el que compra la muger
por algún precio,
yo le juzgo por gran nescio
y es error.
Pagad amor con amor,
que es vna cosa
la más alta y más preciosa
d’este mundo.
¿Y sabéys cómo lo fundo?:
por amor
se hizo sieruo el Señor
y disció
Cristo al mundo, y se vmanó
por nascer
de Virgen qual escoger
El se la quiso.
Por amor el Parayso
nos fue abierto.
Por amor quiso ser muerto
y nos saluar.
Por amor quiso tomar
muerte cruel:
ymitemos, pues, a El
enel amor
que, imitando a tal Señor,
todos seremos
tan amados que podremos
bien gozarnos
y justamente alegrarnos.
Et para esto,
pues que me hallo dispuesto,
sin mentiros,
quiero, señoras, deziros
como a hermano
vn preceto puro y sano,
y vn consejo
que le ayáys por claro espejo
muy luzientc;
y ha de ser puesto en la mente
de contino
porque sigáys el camino
de amorosas.
Y es que en todas vuestras cosas,
que tengáys
complaziendo a quien amáys
mucho sossiego,
porque si quemare el fuego
delPamor,
no le mate desamor
con agua cruda,
que esto es lo que desayuda,
en mi verdad,
a no tener piedad
las mugeres
para poner en aferes
al namorado.
Que sería bien escusado,
padesciendo,
que sossegadas, oyendo
sin alteraros,
señoras, será mostraros
muy perfectas,
piadosas y discretas,
mucho sanas,
no muy altiuas ni hufanas,
que dirán
que soys locas de ademán
con poco seso.
Sea el sossiego con peso
y con cordura,
que mucha desemboltura
no es loada,
mas por estremo es tachada.
Tened medio,
que en el medio está el remedio;
que tenemos
por viciosos los estremos
los naturales,
y se llaman por sí males
muy viciosos.
Pues para ser piadosos
vuestros hechos,
no con dichos contrahechos
de querer
ha de ser el responder,
y la respuesta
que diredes, muy apuesta
al que pidiere,
y todo quanto dixere
con atención;
escuchad bien su razón
o razones
teniendo vnos algodones
de sufrimiento
enlas orejas con tiento;
y los ojos
mucho claros, sin antojos,
muy despiertos,
deuéyslos tener cubiertos,
assossegados,
con firmeza, no mudados
que es gran mengua.
Y también para la lengua
es menester,
señora, freno poner
de silencio,
que es dulce, no como acencio
que es amargo.
Y auéys de poner embargo,
si querés,
a vuestras manos y pies
de quietud,
que es vn agua de salud,
y al coraçón
vnos poluos de afición
con quien os ama,
porque se sienta la llama
del que padece.
Alas entrañas paresce
deuéys poner
vna vntura de querer
muy blandito
con que todo lo asperito,
bien vntando,
de duro se torne blando,
que es razón.
Y ala fuerte condición,
como a braua,
que la vendáys por esclaua
a Mansedumbre
porque pierda la costumbre
de su braueza.
Y vuestra mucha pereza,
a mi pensar,
sería bien la trocar
a diligencia,
y la crueza a clemencia;
la presunción
trocalla, que es gran razón,
a humildad;
la dañada voluntad
vengativa,

muy soberuia, muy altiua,
se ha de mudar
en muy prowpto perdonar
a quien pecó,
pues que sólo Dios no erró.
Y deste modo,
en verdad, de todo en todo,
no sólo amadas
seréys, mas como adoradas
de varones,
cuyas ásperas prisiones,
remediadas,
seréys vos las alabadas
como a agentes,
y ellos como a mal pacientes
los socorridos,
remediados, redemidos
déla muerte.
Ved la diferencia fuerte:
¿quál es mejor,
dar la vida al pecadofr]
o matalle?.
Yo digo que en perdonalle
es más victoria,
que en matalle no ay memoria;
no por cierto,
ya sabéys quien mata al muerto
qué honra gana.
Pues donde el perdón mana
y la franqueza,
es loada la presteza
de quien lo da;
¡guay de quien qué dar no ha
y rescibe!.
Pues veys la gloria en que biue
el dadiuoso,
yo juzgo por más honroso
el dar contino,
que el pedir es vn camino
de mal doblado.
Y pues está auarigado,
mis señoras,
poder ser remediadoras,
no deys lugar
a que os ayan de culpar
de apretadas.
Pues que soys tan abastadas
de hermosura,
estos bienes de natura,
sin pensar,
los deuéys comunicar
y gozallos,
que si dexáys añejallos,
como véys,
quando menos os catéys
son ya passados,
y al tiempo de ser gozados
no aprouechan,
que por viejos se desscchan
de arrugados,
de otra forma mudados
que solían.
Quando ya passó y los vían
sin affrenta,
cata que os pedirán cuenta
del oluido
y del tiempo mal perdido,
que aprouechar
pudieran [a] acrecentar
este mundo;
y seréys en el profundo
condenadas,
crudamente atormentadas
sin redención,
do no valga escusación
de vuestro oluido;
mas veréys allí cumplido
el desseo
délos amantes, que creo
que reyrán
viendos passar el afán
que passaréys.
Do, si ser saluas queréys
d’este fuego,
galardonad presto y luego
porque cumpláys
aquello que os obligáys
quando nacéys,
pues precepto es que tenéys
de voluntad:
creced y multiplicad,
que si lo hazéys,
yo soy cierto alcançaréys
con audacia
eneste mundo la gracia,
y por memoria
enel otro mucha gloria,
hechas señoras,
en parayso amadoras,
do nos veamos,
por las penas que passamos,
con vos reynar
enla morada sin par
que desseamos,
ad quaw gloriam nos perducat.
Amen.

2019-10-25T11:26:02+00:00

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