ENDECHAS
EL CONEJITO Y EL HURÓN
Tan conejuelo
y tal conejito,
dicen las damas:
“¡Ay, Dios, qué bonito!”.
Levánteme, madre,
lunes norabuena,
fuera con mi padre
al monte por leña,
extendí mis redes,
entre peña y peña,
y cayó un gazapo
dentro, en mi garlito.
Tal conejuelo
y tal conejito,
dicen las damas:
“¡Ay, Dios, qué bonito!”.
Andando, cogiendo
ciertas calabazas,
salió otro conejo
dentro de las matas.
No tiene pies,
ni uñas, ni patas,
parece un hurón
con su escaloncito.
Tal conejuelo
y tal conejito,
dicen las damas:
“¡Ay, Dios, qué bonito!”.
Salí yo por ver
qué pájaro era,
entróseme dentro
de mi gazapera,
y las orejitas
quedaron de fuera.
Salió ahogado
e[l] pecadorcito.
Tal conejuelo
y tal conejito,
dicen las damas:
“¡Ay, Dios, qué bonito!”.
Tomele en mis manos
yo, muerta de risa,
y envolvile en faldas
de la mi camisa;
y la barriguita
tenía muy lisa,
y en medio la frente
tenía un ojito.
Tal conejuelo
y tal conejito,
dicen las damas:
“¡Ay, Dios, qué bonito!”
Y el pescuecito
tiene belloso,
tiene ociquito
como de raposo,
no tiene dientes
y era goloso,
tiene corona
como fray beato.
Tal conejuelo
y tal conejito,
dicen las damas:
“¡Ay, Dios, qué bonito!”.
Desque le muestran
la gazapera,
coloradita
y de buena manera,
cátale dentro,
cátale fuera;
juega con él
al baborroncito.
Tal conejuelo
y tal conejito,
dicen las damas:
“¡Ay, Dios, qué bonito!”.
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