A UNA RAMERA LLAMADA SALVADORA
Yace aquí, que no debiera,
Salvadora, la estrenada.
Mujer que, por horadada,
la llamaron salvadera.
Yace aquí, lástima fiera,
el remedio cotidiano
del señor y del villano.
Y, para decirlo ahora,
yace aquí la salvadora
de todo el género humano.
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