Yo soy Martigüelo,
echado en el valle,
que de mis costumbres
quiero hacer alarde.
Diré mis facciones
y mi lindo talle,
por quien las muchachas
se mueren y arden.
Soy blanco en extremo,
que dudo se halle
cuervo como yo,
aunque se buscase.
Tengo lindo cuerpo,
y puedo alabarme
que en tierra de enanos
puedo ser gigante;
y mi carantoña
que podría pintarse,
para espantar niños
cuando no callasen.
La frente pequeña
que no hay divisarse;
las cejas tan juntas,
que no hay apartarse;
la boca pequeña,
que hay hartos pajares,
que sus boquerones
aun no son tan grandes;
la barba de bobo
que ahora me nace,
según es de espesa,
parece ataharre;
la cintura justa,
que es gusto mirarme
parezco al Dios Baco,
cuando fue a casarse;
los pies tan pulidos,
que para calzarme
pruebo mil zapatos,
ninguno me cabe.
Y acabo con esto
de decir mi talle,
con que a todas pienso
de rondar la calle;
si al cabo de esto
alguna gustare
de mis hinchazones,
venga a desmembrarme,
porque bien parezca;
soy en gusto y talle
tan dulce que dudo
que otro tal se halle.
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