Del ms. 9 del Catálogo del Ateneo de Barcelona (fol. 362) proceden las dos octavas que hasta hoy permanecían inéditas. En él, lo erótico se convierte en una vía de lectura que carga de sugerencias ciertos términos (cueva umbrosa, menuda yerba, agua sonorosa, valle…) que constituyen la base léxica de tópicos como el del “locus amoenus” que comparten varias tradiciones amorosas:
De un lindo talle en la cueva umbrosa,
de muy menuda yerba no crecida,
llegando a la parte más sabrosa,
más honda, más secreta, más escondida,
do vi surgir el agua sonorosa,
regando todo el valle de corrida,
y luego me salí, que no debía,
pensando que otra vez volver podría.
Después acá, por más que haya querido,
pisar no he podido el verde prado,
por lo cual rabia tanto mi sentido,
que lo tengo furioso y emperrado.
Triste caso, y desastre nunca oído,
que no se pueda entrar donde se haya estado
y que pueda una súbita mudanza
traer como anegada una esperanza.
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