¿Ermitaño tú?, ¡El mulato,
oh pasajero, habita
en esta soledad la pobre ermita!
Si no eres me(n)tecato,
pon en reca(u)do el culo y arrodea
primero que te güela u que te vea;
que cabalgando reses del ganado,
entre pastores hizo el noviciado.
Y haciendo la puñeta,
estuvo amancebado con su mano,
seis años retirado en una isleta,
y después fue hortelano,
donde llevó su honra a dos mastines.
Graduó sus cojones de bacines.
Mas si acaso no quieres
arrodear, y por la ermita fueres
llevado de tu antojo,
alerta y abre el ojo.*
Más no le abras, antes has tapialle:
que abrirle para él sera brindalle.
Ermitaño tú?, ¡El mulato
INFORMACIÓN
Autor/es: Quevedo, Francisco de
Fuente/s: Quevedo Poesías ed. Blecua
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