Malhaya yo, que gasté
mi vida en jugar a ciegas
a lo de Maricastaña,
por el libro de mi aldea.
Besaba a lo mazorral
un beso con castañetas;
abrazaba de empujón,
martirizando caderas.
Éranme pueblos en Francia *
lo que se llama gatesca, *
siendo lugares que pasa
a Italia el que blanco yerra. *
Con estas cosas, doctor,
y estas Indias descubiertas,
me siento de ella picado,
idólatra de sus rejas.
No te pido que me cures;
pues te doy por malas nuevas
que no me puedes matar, *
porque ya me ha muerto ella. *
Sólo pido que así Dios
te deje poblar iglesias
y San Antón a tu mula
del fuego suyo defienda; *
y ansí duren cien mil años *
tus guantazos en conserva, *
que mires qué nombre puso
a aqueste mal Avicena. *
Que yo pienso que mi muerte *
fue errarme la cura negra*,
curándome por martelo*
lo que se llama arrechera*.
Míralo, doctor amigo, *
así a poder de recetas
ganes, matando a los moros,
por zancarrón, honra en Meca. *
Malhaya yo, que gasté
INFORMACIÓN
Autor/es: Anónimo / Quevedo, Francisco de
Fuente/s: BNE. Mss. 1952 y 3708 y 3919 y 4044 y 4067 y 4312 y 7370 y 9636
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